Esta semana ha sido rara. Quitando el descontrol hormonal y dolor por la regla, que no es poco, ha oscilado entre el sol y calor insoportable (es terminar agosto y creer los conductores del bus que no hace falta aire acondicionado) al tormentón que acaba de caer ahora.
En el trabajo han entrado 3 personas nuevas: una amiga mía en otro departamento y dos en mi departamento. Un chico mono, tímido, que aparenta potencial. En mi equipo me ha tocado la mujer, QUE NO SE CALLA NI BAJO EL AGUA y desde que ha llegado ha estado criticando todo como si tuviera un gran conocimiento del funcionamiento del puesto de trabajo. Habrá que pararle los pies.
Por otro lado he vuelto a tener encuentro birrero con las superheteros (Presunta 1 y 2, o ya ni me acuerdo cómo las llamaba) y nos pusimos al día de los cotilleos y rajamos a gusto sobre el trabajo. Mi actualidad es bastante similar a la de dos años atrás, cuando más o menos las tres empezamos nuestras relaciones, exceptuando que la Moza ya ha salido del armario.
Lo peor sigue siendo el verse poco, hasta tal punto de crearnos estrés mutuo: una por sentirse mal por no poder atenderme por culpa del trabajo esclavo y yo por sentirme mal por recriminárselo, aunque sea sutilmente y compartir pocas cosas con ella. Intento evitarlo pero no puedo, llega un punto en que me siento de lado. Es que por horarios, casi ni por teléfono hemos hablado, y hemos llegado al punto de tener que usar alternativas al whatsapp para que no vean que está conectada y no le toquen los cojones fuera del horario laboral. O a mentir que se va fuera para que no la llamen para ir en sus días libres y estar conmigo. Es un buen gesto, ¿no?
En fin, este finde estaremos juntas, ella pronto coge vacaciones y podremos disfrutar de esta más o menos normalidad que tiene de vez en cuando tiene fiesta.
Pero donde trabaja la moza para estar tan controlada!!!
ResponderEliminarEspero que pronto podáis veros tanto como para cansaros de estar juntas!