Eterno círculo de sordera

Algunas veces os he hablado de mis peripecias en el bus. Un post de chicas que subían y llamaban mi atención, y el resto, de la gente que odio: los que se sientan a tu lado aunque haya el resto del bus vacío, los que a pesar de estarte rozando ni se mueven... y también os he hablado de las viejas.

Las viejas son unas "SEÑORAS QUE" suba en el bus que me suba, SIEMPRE coincido con alguna de ellas. Sólo que sean dos ya la hemos cagado.

Yo hasta las 10 o 11 no soy persona. Así que podéis imaginar mi estado cuando son las 8, recién levantada casi, subo al bus y lo que deseo es SILENCIO. O poder escuchar la música a mi bola, en fin, no quiero saber nada de nadie. Por la mañana, no me hagais mantener una conversación.

Y es una putada vivir en sociedad en esos momentos, porque en la ciudad hay gente por todos lados. Puede estar todo el bus en silencio, pero ellas, ellas no. Es verse y empezar a hablar a gritos cuales cotorras. Y a veces se juntan hasta 5. Y les da igual no estar juntas: se hablan de fila a fila de asientos. Señoras, ¿No tienen sueño? ¿Por qué no se callan? ¿Porqué gritan tanto? Deben estar medio sordas....

Y es cuando yo me desespero, porque la única manera de intentar apagar un poco sus conversaciones de enfermedades, cotilleos y tal, es poniéndome a tope la música aunque no me apetezca, cosa que me provocará sordera y cuando sea una vieja como ellas... subiré al bus, gritaré al hablar e induciré más jóvenes a la sordera... y así hasta la eternidad de la especie humana.

Y todo por culpa de las señoras.