11 de julio de 2014

Ser niña en un mundo heteropatriarcal

A veces pienso en todas aquellas cosas que me hacían salir de la norma de pequeña, en los 80-90, y como aun teniendo una infancia feliz, estas cosas me causaban frustración, inseguridad y vergüenza. Cosas que te imponen para ajustarte a la heteronormatividad y tú no entiendes nada porque eres pequeña, no entiendes por qué aquello está mal visto, o por qué importa tanto lo que digan los demás. Imagino que habrá heteros (por ser la orientación normativa, evidentemente las cuestiones de género no tienen que ver con la orientación de cada una) que también se hayan encontrado en estas situaciones. Pero a los LGTB cuando se abre el mundo ante nosotros al darnos cuenta de quién somos miramos hacia atrás y comprendemos muchas cosas, aunque no todas las lesbianas somos iguales y no todas os sentiréis identificadas con lo que expondré más adelante (porque estoy mezclando churras con merinas).

Maria Vidal
¿Qué es lo que hace que te gusten más ciertas cosas cuando te inculcan lo contrario? Pues ni idea, por supuesto que de manera espontánea también nos construimos como personas y no es todo la educación recibida. Pero a mí me hacía sentir mal decepcionar a mi madre sobretodo y a no hacer lo que hay que hacer para gustar los chicos. La línea marcada en la vida era estudiar, ir a la universidad, encontrar un trabajo y un novio, casarse, comprarse una casa, un coche y tener hijos, la parejita a poder ser. Y esa presión social PESA MUCHO a lo largo de tu niñez, adolescencia y adultez, aún sigue pensando hoy cuando no has seguido esa línea. Muchos jóvenes (más adultos que jóvenes) no han podido seguirlos, ya sea por cuestiones económicas u otras.



¿De qué hablo cuando digo salirse de la heteronormatividad siendo niña?


Hablo en primer término, de la manera de vestirse. Siempre he rechazado los vestidos. Me hacían (y me hacen) sentir insegura, no recuerdo haber llevado falda o vestido más allá de los 8, 9 o 10 años. La comunión, la palma (domingo de ramos), bautizos, Navidad, todos momentos incómodos porque había que ir "arreglada", es decir, con vestido porque eras una niña. Incluso recuerdo una ocasión, en la que no me quise comer la verdura, que mi madre me dejó sin comer y al salir a la calle además me obligó a ponerme un conjunto de camiseta con una flor y una falda. Fui a jugar a la calle que hay detrás de la iglesia del barrio, tanta hambre tenía y tan avergonzada me sentía con esa falda que aún lo recuerdo más de 20 años después.
Al llegar a la adolescencia, tejanos, camiseta, sudadera y bambas, esa era mi ropa preferida. Cómoda. ¿Para qué querían que me pusiera camisas o jerseys que picaban? "Así no gustarás  ningún chico decían". Así que, para gustar a un chico tenía que mostrarme como lo que no era. Pues vaya mierda el amor.
Hoy en día me sigue costando encontrar ropa en tiendas generalistas, puesto que todo lo de chica lleva lentejuelas, o mariposas, o lazos, o flores, o purpurinas, o lemas absurdos en inglés, o poca variación cromática -rosa incluido-.


Maria Vidal

Hablo también del peinado. Muchos años he llevado el pelo corto, muy corto, cuando era pequeña en más de una ocasión me habían confundido con un niño, incluso ya a los 12, 13 o 14 años. ¿Qué sentido tenía tener que aguantar los tirones y asarse de calor cuando llevando el pelo "a lo chico" todo eran ventajas? Una estúpida estadística de la SuperPop que aún recuerdo (para que veáis la importancia de los medios de comunicación y referentes en la construcción de nuestras personalidades y cuerpos), hizo que empezara a llevar el pelo largo todavía hoy. Sólo me lo he cortado a lo chico de nuevo a los 25 y volví al largo. La estadística: sólo al 17% de los chicos les gustan las chicas con el pelo corto. Menuda estupidez.


¿Aún no habéis visto esta peli?


Hablo de juegos y juguetes. Me parecía mucho más divertido montar y desmontar cosas, las construcciones, los meccano (nunca tuve uno), los muñecos con los que montar historias (benditos Playmobil, éstos sí que estaban "permitidos") que las barbies y tooodo lo relacionado con las tareas domésticas. He tenido cocinitas, planchas, cajas registradoras, mochos, escobas, kits de costura... sí, eran los 80, pero es que actualmente venden hasta aspiradoras o vaporettas para niñas.
Si jugábamos a las familias (no recuerdo haber jugado nunca a médicos), yo me pedía ser el padre. Hasta en el pesebre viviente a los 16 hice de San José.
Me gustaba trepar, correr, romperme el pantalón las rodillas para demostrar a las demás lo rápida y buena que era jugando al "pichi".
Una vez en el parque conocí a una niña también con el pelo muy corto, aparentemente era un niño vaya, y nos lo pasamos en grande revolcándonos por el césped jugando al Pressing Catch. A mi abuela casi le da un patatús, pero se tranquilizó cuando le dije que era una niña.

The Pink & Blue Project

Hablo del deporte. En los 80 y en un colegio de niñas, me temo que no teníamos tantas opciones como ahora o yo no las conocía porque no conocía chicos que hicieran extraescolares. De hecho, en el cole sólo había rítmica y baloncesto. Más tarde llegaría el voleibol. Y fuera, el ballet. Aunque mi madre me quería apuntar a rítmica para que aprendiera a andar bien (es decir, femeninamente), conseguí que me metieran en básket, aunque mi primera opción era fútbol, pero como no existía, me tenía que conformar con jugarlo a la hora del patio y ganarme adjetivos como el conocido MARIMACHO O MACHORRA. Los niños son crueles dicen, pero es porque están rodeados de adultos y aprenden de ellos. En cuarto de primaria yo quería ser niño por dos razones: poder jugar a fútbol y mear de pie. De adulta de tas cuenta que puedes hacer las cosas reservadas a los chicos aunque seas mujer. Y yo sufriendo por si todavía no me habían crecido las tetas ni venido la regla por jugar tanto a fútbol. Increíble pero cierto.


Hablo del tratamiento entre hermanos. Los padres lo hacen lo mejor que pueden para dar una educación igual a todos los miembros, pero desgraciadamente esto es muy difícil, diría que imposible, empezando por el orden de nacimiento. Yo soy la mayor, así mi hermano ya se encontró abiertas algunas puertas, y además, chico. Yo tardé muchísimo en salir de noche, a los 17 años a las 10 y media tenía que estar en casa. Si por la mañana no me hacía la cama mi madre no me dejaba ir a la escuela. Como habréis adivinado mi hermano no tuvo que hacer nada de estos dos ejemplos que me vienen a la mente ahora mismo.


No es que ahora esté traumatizada por estas cosas, por suerte una crece y se da cuenta que lo importante no es lo que digan los demás, aunque a todos nos gusta sentirnos aceptados en sociedad. Es un alivio para mí poder ir de discotecas con bambas y camisetas normales (aunque se por el ambiente).
Aunque sí sé que no hubiera tenido tantas dificultades para darme cuenta (-DRAMA- ¿por qué tengo 18 años y nunca he tenido noviO?)y aceptar mi lesbianimo  y mis "desviaciones" de género si hubiera tenido acceso a la cantidad de información y referentes que tienen hoy en día los jóvenes con internet, aunque siguen sufriendo lo mismo que yo y much@s de nosotr@s años atrás.




12 comentarios:

Sense Caletre dijo...

Uf, tal qual! Aquest post el podria haver escrit jo!

hiro dijo...

Como el comentario anterior, yo también podría suscribir todo lo que has dicho. Has descrito a la perfección como me sentía cuando era una niña/adolescente.
Todavía recuerdo el sentimiento de culpa que tuve cuando mi madrina quería regalarme una muñeca y yo le pedí un coche teledirigido.

M dijo...

Punt per punt també em sento identificada amb les teves paraules.

El rincón del Morse dijo...

Te vas a reír, pero a mi siempre me han encantado las faldas ibicencas, y nunca he entendido porque un hombre no puede llevar falda.

Es decir una chica lleva ropa de chico, vaqueros, sudaderas, etc, y nadie dice dice nada, ahora que un hombre lleve falda o tacones, y ya dicen que sí es travesti y cosas así, y a mi me gustan las faldas y los tacones, pero siendo hombre, no disfrazarme de mujer, no se sí me explico.

Y los juegos casi igual, a mi me gustaba jugar al fútbol y eso, pero reconozco que era más tranquilo, y que nunca me han gustado los juegos de machos, entendido como tirarse piedras, y cosas así.

Y me hubiera gustado, que desde chico cuando me sentía atraído, por otros chicos, alguien me hubiera dicho, que no pasaba nada, y no que ande con miedos, hasta que decidí salir del armario, a los treinta, y porque ya no podía más, y no me veía casado con hijos, y sin ser en suma lo que yo no era.

Y a mi me pasa, que a mismo sobrinos y sobrinas, les digo lo de novio o novia según sean chico o chicas, y luego me doy cuenta, que porque hago así, si puede que sean como yo, gays o lesbianas, y que debería usar el término PAreja sin dar por supuesto nada.

En fin, no te aburro más, pero yo por lo menos te entiendo bastante, y me he visto siendo chico, gay, bastante reflejado con tu reflexión.

Besitos. Fher.

Anónimo dijo...

Yo tb me siento muy identificada. La ropa, el pelo, los juegos, los comentarios, lo mismo, estaba mal visto eso de ser un "chicazo",yo no entendía porque había tantos problemas y evidentemente son cosas que te afectan y dejan huella, a mi madre no le hacía nada de gracia, aún hoy sigo oyéndome algunos comentarios con respecto a mi ropa o a mi pelo, supongo que con el tiempo ya me ha dejado por imposible pero no puede evitarlo.
Saludos Nosu!
Nono.

Juli Gan dijo...

Este es uno de los temas más controvertidos de la socialización. Desde que se nace, a un@ se le inculcan conductas, normas, comportamientos...."Porque es así". Formas de vestir, formas de comportarse....No son naturales, son adquiridas y hechas norma por el conjunto social. Si un niño, varón,tiene preferencia por el color rosa, la presión que se cierne sobre él es agobiante, por poner un ejemplo.

Y no sólo es eso. A las mujeres, desde niñas, se nos inculcan valores para ser comparsa de los varones, para elegir ser secundarias, para que nos entretengamos en cosas sencillas y no en cosas serias que, por norma no nos corresponden, etc, etc...

Normas no escritas que pesan como plomo.

LittleParrot dijo...

Buenísimo post.

Creo que todos estos detalles nos marcan tanto porque es la primera vez que recibes un "castigo" por parte de tus padres sin haber hecho nada malo. Tú solo quieres jugar con los Lego pero ves una reacción negativa porque no has elegido el juguete apropiado para tu sexo según la opinión de tus progenitores. Es todo muy confuso para mí siendo ya adulta, cuanto más siendo una niña.

Anónimo dijo...

Tal cual: infancia y adolescencia con un cierto trauma y ahora como Alaska "a quién le importa lo que yo diga......" y a mi novia le mola así que genial. A mi madre le gustaría un poco más de refinamiento pero es lo que hay, mis amigas me toman el pelo los días que derrocho pluma pero respondo con fina ironía

Ahora lo que más me jode son las bodas, como ir de princesita sin maquillaje ni tacones y no morir en el intento, mirarte al espejo toda mona y decir: "esta no soy yo, a la próxima boda va Rita, y si me caso iré en vaqueros yo y obligaré a todos los invitados a ir en vaqueoros también, vamos hooooooooooombre"

Un beso

Nosu dijo...

Yo también tengo un problema con las bodas, en cuanto me toque ir a otra, tendré que hacer un post de cómo vestir en una boda siendo bollera sin morir en el intento...

Anónimo dijo...

A pesar de que siempre me gustaron las cosas "de chicas", y no fue esa mi frustracion de niña, entiendo perfectamente tu punto porque en casa lo vivi con los deberes , mi mamà siempre queria imponerme labores que a mis hermanos no porque eran hombres , afortunadamente mi papà siempre peleo por la igualdad en las actividades del hogar, y tanto las hacia èl como les explicaba a mis hnos que era deber de todos en un hogar colaborar con las actividades. Y ahora que mi novia vivio unos meses conmigo en casa de mis padres mi mamà no entendia el que yo con gusto la atendiera... en fin cosas en las que no pensamos igual

Anónimo dijo...

Yo me siento una privilegiada, la verdad, al menos en algunas cosas. Si quería legos, pues legos, si quería balones de fútbol, pues balones, bici, scalextric, cochito teledirigido…, claro que después todo eso se convertía en comunitario con mis hermanos; si quería pantalón, pues lo mismo, falda, pues que tuviera bolsillo para guardar pequeños tesoros… No sé si tiene que ver con que me criara en una familia atípica en donde la figura masculina era un abuelo socialista que crió a sus hijos de una forma equitativa en algunos aspectos, aunque por otro lado otros miembros no eran tan amplios de miras; o con que al ser la menor, para los padres también hay un aprendizaje y algunos intentan enmendar los errores que han cometido, pues algunas cosas van cambiando. Por desgracia en otras cosas no fui tan privilegiada y es que la experiencia no siempre va pareja al respeto de las individualidades, por querer proteger a alguien y no cometer los mismos errores se suele limitar la libertad.
Un saludo.

Olga dijo...

Por más que coinciden las vivencias que leo aquí y allá (y con las que me identifico a veces más, otras menos), no me canso de leerlas, porque siempre descubro algo nuevo. Lo más interesante es la cantidad de marcas sexistas que se ponen de niñ@: ¡esa foto del Pink & blue project es alucinante!