4 de octubre de 2013

Por fin es viernes

Esta semana ha sido rara. Quitando el descontrol hormonal y dolor por la regla, que no es poco, ha oscilado entre el sol y calor insoportable (es terminar agosto y creer los conductores del bus que no hace falta aire acondicionado) al tormentón que acaba de caer ahora.

En el trabajo han entrado 3 personas nuevas: una amiga mía en otro departamento y dos en mi departamento. Un chico mono, tímido, que aparenta potencial. En mi equipo me ha tocado la mujer, QUE NO SE CALLA NI BAJO EL AGUA y desde que ha llegado ha estado criticando todo como si tuviera un gran conocimiento del funcionamiento del puesto de trabajo. Habrá que pararle los pies.

Por otro lado he vuelto a tener encuentro birrero con las superheteros (Presunta 1 y 2, o ya ni me acuerdo cómo las llamaba) y nos pusimos al día de los cotilleos y rajamos a gusto sobre el trabajo. Mi actualidad es bastante similar a la de dos años atrás, cuando más o menos las tres empezamos nuestras relaciones, exceptuando que la Moza ya ha salido del armario.
Lo peor sigue siendo el verse poco, hasta tal punto de crearnos estrés mutuo: una por sentirse mal por no poder atenderme por culpa del trabajo esclavo y yo por sentirme mal por recriminárselo, aunque sea sutilmente y compartir pocas cosas con ella. Intento evitarlo pero no puedo, llega un punto en que me siento de lado. Es que por horarios, casi ni por teléfono hemos hablado, y hemos llegado al punto de tener que usar alternativas al whatsapp para que no vean que está conectada y no le toquen los cojones fuera del horario laboral. O a mentir que se va fuera para que no la llamen para ir en sus días libres y estar conmigo. Es un buen gesto, ¿no?

En fin, este finde estaremos juntas, ella pronto coge vacaciones y podremos disfrutar de esta más o menos normalidad que tiene de vez en cuando tiene fiesta.


1 comentario:

Tuki dijo...

Pero donde trabaja la moza para estar tan controlada!!!
Espero que pronto podáis veros tanto como para cansaros de estar juntas!