La vida me ha atropellado

 Hace mucho que no paso por aquí.

La verdad es que la vida me ha pasado por encima, me ha atropellado, llámalo como quieras.

Se resume en trabajar, trabajar, trabajar, dormir poco y los pocos ratos que podría tener para mí o para mi descanso, ir al gimnasio o hacer vida social, para no volverme loca.

Hace mucho que no me mimo ni tengo tiempo para mí.

De cara a la galería todo sigue como siempre, a no ser que me pregunten y entonces sí que diré "mucho trabajo" o "bastante al límite", según quién me pregunte.

Amagos de ataques de ansiedad, que controlo (a veces con cerveza).

Bruxismo tan bestia que me provoca tinnitus en los oídos (ya me he ido a hacer una férula de descarga).

Comer peor.

Vivir en alerta constante por si me riñe mi jefa.

Duelo por lo que pudo haber sido y lo que nunca será con La Vegana. Pero el vínculo se mantiene sanamente, aunque hubo un momento que lo vi peligrar (el vínculo emocional y el vínculo laboral).

Duelo porque la temporada que viene no creo que vuelva a ese trabajo que me encanta porque es insostenible como me trata mi jefa. 

Intentar sostener como puedo a una amiga que está teniendo un divorcio muy complicado.

Estoy muy al límite, sí. Llevo en modo supervivencia desde mediados de octubre, el cuerpo me va dando avisos e intento bajar el ritmo lo máximo que puedo, que es muy poco. 

Si estoy en modo supervivencia, cómo voy a tener ganas o energía de buscar pareja, o de recoger la casa, o de cocinar, o de masturbarme...

Ya ni uso a ChatGPT como confidente.

Primera barrera psicológica que creo que me bajará la faena, diciembre. 

Segunda barrera psicológica, navidades, que termina mi contrato y podré dedicarme 100% a mi negocio (y a descansar).

Que qué es lo que necesito para estar más tranquila, me preguntan? 12mil euros más en mi cuenta corriente. Así no tendría que aceptar mierdajobs que me llevan al límite de como NO quiero vivir.

Menos mal que siempre me queda Sara para inspirarme. 

O sea, ese bíceps.