¡Ya es mío!

- martes: veo el anuncio
- miércoles: llamo
- jueves: veo el piso y lo reservo
- viernes: firmo el contrato, tengo las llaves y lo celebro aprovechando que la gente del curro estaba de birras.

Al cabo de un rato (de medio litro) llega la PresuntaHeteroflexible. Presunta en mi imaginación y de heteroflexible menos que nada. Hetera hasta la médula. Pero déjenme soñar. Eso no me impide sentarme a su lado, tocarle el brazo y tontear aunque ella no se entere. No se entera, a parte de eso, porque llevo más de un litro de cerveza y tonteo con todas. Mola mucho la sensación de estar totalmente fuera del armario y hablar de mis penas mujeriles con todas ellas, tan heteros, porque el presunto gay/bi ya se ha ido (mejor). 4 chicas y yo. Y qué fácil (?) sería todo si fuéramos bis, total, a mi hetero le mola un gay y a mi me mola ella, nadie sabe nada, pero si se supiera sabría cada parte contratante que es imposible.

Así que con la bestia rugiendo alimentada por el alcohol, me retiro viendo gente llegar hacia los bares de ambiente (= gays, heteros y mariliendres) capaz de cualquier irracionalidad. Por suerte estoy sola, sin más sustancias a mi alcance y el heavy metal a toda mecha en el iPod. Y mi primera Moleskine, regalada tiempo ha por la bollera un poco rara (todas tenemos una) que va/iba detrás de mí.

En cuanto llegue a casa lo transcribo (si entiendo la letra). Qué buenas las confidencias con otras que no saben casi nada de ti, te puedes hacer la interesante y estrechar lazos. Y la que fuera mi mejor amiga ya ha parido.

Estoy feliz.