Hay demasiado input

Ayer regresé a Bollolandia por la puerta grande. Evidentemente no me puse las bragas color carne, aunque casi necesitara una espátula para despegarme los tejanos arrapados por el sudor a la hora de ir a mear. Los otros no eran transparentes, son de verano, pero si se pone una braga de otro color, se ven. Y no, no llevo tangas. Y soy muy quisquillosa con que se vea la ropa interior. Por eso casi me da un patatús cuando al final de la noche había luz ultravioleta y yo con sujetador blanco y camiseta negra (sí, cómo se me ocurre, pero me hacía mejores tetas que el negro).

Total, que fuimos a la inauguración de una nueva sala bóller después de una cena de ídem, y sólo el hecho de hablar de tetas y poner en ranking a Monica Bellucci, Angelina, Sharon Stone o Charlize Theron ya fue una alegría (pensad que llevaba meses rodeada de heteros que hablan de jugadores de fútbol y machos varios, que un ratito está bien, yo me adapto, pero llega un momento que te cansa).

Monica en el top three sin duda

Había tanta gente en la sala que sudábamos hacia adentro, es decir, el vapor de sudor (que no de agua) del ambiente se pegaba a nosotras y luego lo re-desprendíamos en un bucle infinito. Pero daba igual, el lugar más fresco era cerca de la puerta y se iba sucediendo un desfile de féminas que era imposible dar abasto. Qué felicidad suprema no tener que gastar energía extra en adivinar si entiendían o intentando pasarlas al lado oscuro. En un momento, una colega me pregunta: "qué, que te parece, te gusta alguna?". Mis ojos desorbitados y mi incapacidad de articular palabras conexas le llevaron a decirme: "es que hay mucho input". Justo, demasiado input, demasiada información entrante, estuve crtl alt supr toda la noche reiniciando y colgándome, reiniciándome y colgándome, cortocircuitando con tantas órdenes a la vez.

Eso me pasa por usar windows

Aprovechamos la última hora para ir  a bailotear a la pista (o lo que se podía, porque entre no poder mover las piernas por el tejano pegao, el bolso y mi poca coordinación motriz, nada bueno) y alucinando con un par que estaban a cero coma de follar encima del podium. Que si te lías con alguien y hasta se te cae el sujetador y se te sube el vestido porque te meten mano, por lo menos bájate del podium. Lleig, lleig.

Cerramos... y continuamos cómo no en La Rosa, ese local mítico con sus cincuen-sesentonas míticas (ojeadoras) en los sofás del pasillo. Depende como, algun día ocuparemos esos lugares, porque hicimos lo mismo en el otro local pero de pie. Como siempre, mucho petardeo y contactos visuales nulos con posibles objetivos. Qué bien hubiera ido yo con mi pantalón de hilo y bragas color carne.

Pero nunca se sabe. El próximo día bragas chungas y sin depilar y ligo fijo.