De relax pero haciendo cositas

Todo sigue bien. De que no haya actualizado casi a diario como venía haciendo últimamente, tiene la culpa el libro que todo el mundo se ha leído y yo al final acabé cayendo porque me lo prestaron sin pedirlo. Y en menos de una semana me lo he pulido. Tengo ganas de más, suerte que es una trilogía.

La verdad es que este descanso blogueril también me ha ido bien para no redundar en mis pensamientos, porque me suele pasar que si se me ocurre a lo largo del día lo que quiero contar, lo empiezo a redactar en mi cabeza, y sin querer lo repienso durante el día hasta que publico y como suelen ser rayadas... Estos días no me ha apetecido hacer eso (y que relajo, oyes) y entre que he llegado tarde a casa por una cosa u otra y he leído...


Sigo quedando con el grupo para hacer los preparativos de las vacaciones, ya tenemos definido más o menos el itinerario y falta ultimar algunos alojamientos y transporte.
Ayer fui a la biblioteca del barrio, hacía años que no la pisaba, para coger alguna guía (no encontré) y un libro de fotografía para aprovechar algo más la cámara y volver con unas fotazas mejores de las que soy capaz de hacer, que no soy más que una simple aficionada pero a la gente le suelen gustar. Y ahora que estoy consiguiendo empezar a concentrarme en la lectura, la de libros que hay ahí (es lo que tiene... jaja). Como mañana si hace bueno voy con la perra a la montaña con dos amigas y la suya, me la llevaré para cogerle más tacto y entrenar mi mirada fotográfica.

El día que tuve que ver a mi ex, estaba un poco nerviosa, seguro que menos de lo que aparentaba, pero así me venía bien que me preguntaran, yo contara, y me dieran su apoyo y que me dijeran que todo iba a ir bien. Casualmente 20 minutos antes (lo que suelen durar nuestras conversaciones) me llamó A y le conté, entre otras cosas claro. Llegué antes y los 5 minutos previos me aceleré, pero al poco me calmé y al cabo de nada apareció. Fue bien, claro. Sucedió lo mismo que la otra vez: la conversación, aunque sin hablar de nosotras (como entes individuales) fue muy amistosa. Eso está bien. Pero consigue en pocos segundos desbaratar la idea mental de harpía e inestable que me hago de ella cada vez que la recuerdo. Vuelvo a ver la chica de la que me enamoré. Y eso no me gusta, pero qué le vamos a hacer. Surgen de nuevo algunas preguntas para hacerle, del estilo "si no hubiera aparecido la zorra si hubiera luchado por lo nuestro" y cosas así. Vuelvo a ver algún objeto en alguna tienda que le podría gustar y pienso en contárselo. Pero me tengo que reprimir de todas estas cosas, aunque no es una necesidad imperiosa, sólo vagos pensamientos. Pero mucho mejor que la última vez que la vi, hace unos meses. A los 10 minutos volví a hacer mi vida normal como si no hubiera pasado nada, no como la otra vez que lloré de la tensión posterior y estuve 3 días jodida.

Quiero estar una temporada sola, pero por otro lado me gustaría saber que tengo a alguien. Sólo de pensar en el proceso de conocer a alguien totalmente nuevo (con A ya estaba la mitad de la faena hecha), confiar en ella, que se dé que nos gustemos... uf. No estoy para estos esfuerzos. Es un gustazo dedicarse solamente a una misma.

Sigo buscando piso infructuosamente. Hace días que no aaprece nada habitable.