Nada por destacar

La verdad es que el día de hoy ha sido bastante normalito. Aunque con el inicio que he tenido, la cosa prometía.

Torpeza del día: aún medio dormida, he sacado el tupperware del congelador con mi futuro primer plato. Pues por segunda vez en la historia de estos tuppers (una abundante colección que me compré en los chinos), se me ha resbalado, se me ha caído y se ha hecho añicos. La masa congelada de comida por los suelos, por lo menos no se ha desparramado. Fin


Por segundo día consecutivo el tráfico estaba fatal y he llegado 15 minutos tarde, aunque he intentado por todos los medios que no pasara: es decir, bajarme del bus, pegarme la pateada padre y combinar con metro. Pues bien, subiendo las escaleras mecánicas no sé con quién me he enganchado que se ha petado la pinza del mando a distancia del iPod. Menuda gracia. Aún sobrevive pero a ver lo que dura.

He tenido otro ataque consumista pero esta vez de menaje del hogar. A este paso no llego a fin de mes.

Ya hemos empezado en el curro (sí, vamos tarde) con las notitas a saco del amigo invisible (que yo odio), y mi pista me ha conducido a un póster para redecorar mi casa... que ya toca. Por lo menos es grande y tapará parte del horrendo gotelé. Espero que sea un anticipo y no el regalo en sí, sino, qué cutre. Vale que estoy en contra del amigo invisible, pero ya que me obligan a participar, espero que se lo curren un poco como me tocará hacerlo a mi.