De camping y playa

Me levanté el viernes sin saber quién era, ni dónde estaba, ni qué tenía que hacer ese día. ¿Trabajaba? ¿Perdía un avión? ¿Llego tarde? Hasta que tomé conciencia de mi persona en el mundo de los despiertos pasé un minuto bastante agobiante.

Salí de casa el viernes con un estado emocional un poco precario, que se alargó mayor parte del sábado, y el domingo empecé a recuperar. He tenido alguna decepción con otros colegas a la hora de encontrar soporte, pero supongo que también tengo parte de culpa porque no soy muy comunicativa. O que a veces esperas respuestas de ciertas personas, y quien te las da son otras.

Ha sido finde con amigos de camping y playa, sin hacer absolutamente nada. Ah si, en medio tuve una boda, que estuvo bien, una más, no supe disfrutarla pero ya está superada. Asombrosamente no me he agobiado de las conversaciones sobre hipotecas, hijos, viajes, trabajos... será que me estoy haciendo mayor, o que no termino de asimilar que mis amigas ya están encarriladas en el matrimonio con hijos e hipoteca hasta los 150 años.

En todo caso tengo la casa patas parriba y aunque haya dormido poquísimo, voy a ver si muevo el culo.

Creo que podría escribir mi vida con canciones de Pastora.