A. me ha encontrado

Pues bueno, finalmente ha sucedido lo que podía suceder, que por mucho que intentes mantener un blog anónimo, te puede terminar encontrando gente de tu círculo. Es el riesgo que hay que correr en un blog personal en el que cuentas tu vida, y me ha sucedido por tercera vez. Como todo hijo de vecino, no cuento mi vida con el mismo tono en el blog, que a mi madre, que a mis amigas, que a la gente del trabajo, aunque mi realidad sea la misma.

Soy consciente que, además de contar cosas bonitas de la gente que hay en mi vida, he contado también algunas feas como el caso que nos ocupa, pero como he dicho, es la percepción de mi realidad y cómo me sentía en ese momento. Puedo sentirme mal por haber herido a alguien, pero dependiendo del caso, no arrepentirme. Mi conciencia está tranquila porque yo también me he llevado lo mío y no me considero mala de ninguna película.

Después de darme a conocer que había encontrado el blog de un modo un tanto dudoso, mi reacción fue intentar explicarle y ofrecerle quedar un par de veces para hablarlo tranquilamente y que me expusiera sus inquietudes, darle mi punto de vista. Lo lógico que harían dos personas adultas para arreglar sus diferencias, digo yo. Después de un amago de mensaje que interpreté como bueno, siguieron una serie de mensajes totalmente incoherentes, ironías de esas que pretenden joder, hasta llegar al insulto a personas que no tienen nada que ver con esta historia. Ya fuera como privado en el facebook, escritos en el muro, en su status o comentarios en este blog. Unos 8 en menos de 24 horas, ahí es nada.

De una día para otro me he convertido en una especie de Jenny Schechter (=zorra del infierno), pero no voy a entrar en provocaciones infantiles e insultos hacia su y/o sus personas como ha hecho ella o a dejarla en evidencia (con lo de la paja y la viga ya ha quedado claro). Tengo cosas mejores en las que invertir energía que en intentar hablar con alguien que no quiere escuchar.

Así que ya que me ha pedido que la mate en esta novela, os dejo con su funeral y nos seguimos leyendo.

Absolutamente, todo da igual.