Los domingos dan que pensar

Voy a dar un giro a los últimos posts, un poco frivolones.

Hoy iba en coche y de repente he tenido un pensamiento (que ya había tenido alguna vez) en cómo podría superar el hecho de padecer sordera. Sobretodo después de haber tenido el privilegio de escuchar. Sí, mira, de vez en cuando me da por pensar en desgracias y en cómo sobreponerme a ellas. La muerte de mis padres, paraplejia, ceguera... toda una serie de posibilidades que pudieran dejarme paralizada. Pues hoy me ha dado por la sordera. Dejando de lado que el mundo no está hecho para personas con problemas de audición, el hecho de no poder escuchar música nunca más, me aterroriza. Nunca más sonidos nuevos, ir olvidando los matices de las canciones... tremendo.

Cambiando de tercio, estoy harta de oír el fútbol en la tele. De no poder hacer ruido cuando me levanto, de que el baño siempre esté ocupado, que la tapa esté levantada. Que mi madre me persiga para que coma chocolate cuando sabe de sobras que no me gusta o me ponga pendientes, que siempre haya gente en casa, de no poder masturbarme tranquilamente. De que ya no me quepan las cosas en mi habitación, que siempre me pidan consejo con el ordenador y de que mi madre se haya hecho del feisbuk después de rayarme mil veces con su peligrosidad. Que discutan por chorradas. No sé, supongo que tengo poca paciencia, y me es difícil adaptarme a su modo de vida. Mañana vuelvo a llamar a pisos, se ha convertido en la rutina semanal, aunque no lo parezca no paro, pero siempre hay algo: ya está alquilado, el precio no es ese, no tienes los requisitos que pedimos.... o se lo han quedado los que lo visitaron antes que tú.

En fin. Con ganas locas de coger las riendas de mi vida. Cada vez necesito menos muletas, aunque siempre nos agarramos a algo. El volverme independiente, es difícil sin dar imagen de egoísta. Cuesta encontrar el equilibrio en no hacer las cosas porque tocan y que no te tachen de pasota. Hay que hacer lo que apetece, y aceptar pocos, poquitos sacrificios.

Y ya que me he reenganchado de nuevo a esta mujer, os dejo con un drama con muchas imágenes y una interpretación genial (vocal, porque aquí es playback, no encontré la canción sola).

Bajo los cielos de París quién no merece ser feliz.... como lo fuimos. (Esa frase me toca especialmente).

Y por costumbre maquillé mis labios para dibujar una sonrisa...