Primero, hay que hacerse con una presa objetivo, es decir, una mujer que te ponga los ojos en blanco cuando pasa por tu lado. Esto es harto difícil de encontrar, pero no hay que perder la esperanza...
Si existe esa principesa azul, luego llega el currele de investigación y si se tercia, de ligoteo. No se puede pasar al siguiente paso si no se cumple el anterior, bajo riesgo de partirte los dientes del hostión.
1. Hay que descubrir de manera sutil si cumple nuestras expectativas en cuanto a edad, aspiraciones en la vida, equilibrio mental... (esto último es también muy complicado de encontrar, ya se sabe que todas las bolleras estamos locas)
2. Hay que descubrir si está sola o pillada.
3. Hay que descubrir qué acera pisa. Ante eso se despliegan varias oportunidades:
- Bollera/bi: "sólo" te queda que tú le moles, sino, sufre como una cabrona.
- Heteroconvencida: sufre como una cabrona.
- Heteroflexible: es lo mismo que la anterior, pero te sientes poderosa como para hacer que te diga "no me gustan las mujeres, sólo me gustas tú". Que llegue a esa conclusión sin forzar se requiere mucho tiempo y muchas estrategias. Resumiendo: sufre como una cabrona. Si te la llevas al huerto tendrás tu recompensa, sino, siempre serás esa anécdota de cena de amigas: "Me persiguió durante un tiempo una lesbiana que estaba loquita por mí".
Ale, avisadas estáis, actuad según las consecuencias, que ya vemos que el sufrir acapara el 99,99 periódico de posibilidades. Sarna con gusto no pica, dicen.
Por mi parte abandono el blog otro tiempo más, me voy esta semana blanca a pasar frío pero... eso, que sarna con gusto no pica (odio el refranero, un día tengo que hacer un post de frases del palo "es por tu bien").
¡Nos vemos a la vuelta! |