25 de marzo de 2015

Esclavos de las redes

Nos hemos convertido en esclavos de las redes, almenos, algunas personas, entre las que me incluyo. Hace tiempo que no me paso por aquí porque ahora que echo la cuenta, estoy, además de en este en... 3 blogs más. Tengo 3 cuentas de twitter. 3 de google+, de las que sólo he empezado a usar una (las otras son por obligación, esto de ser android...), linkedin, Facebook... es de locos. Intento profesionalizarme un poco con esto de los blogs a ver si suena la flauta, y es trabajo, mucho. Obviamente no os diré la dirección del blog serio, quienes me conocéis ya sabéis cual(es) es (son).

Todos hemos caído en el egocentrismo al publicar cosas en las redes sociales, o blogs. De vez en cuando no va mal que te den una palmadita en la espalda, aunque sea de mentirijillas. 
Me resulta curioso (y triste) ver como algunas personas, de las que sé que su vida real no es un ramo de rosas, se dedican a poner fotos de lo felices que son, sólo por tener la aprobación de familiares y amigos, en sus comentarios: ¡guapos! ¡Os quiero! ¡Está precioso!

Pues lo  siento mucho, aunque sea un bebé, en esta foto sale fatal, así que de guapo nada. Y por mucha sonrisa en la foto, luego en casa es otro tema. En fin.


Intentaré poco a poco vencer un poco esta dependencia de la pantalla, y no es porque no salga, que lo hago a veces demasiado, pero quiero recuperar tiempo para otras actividades, como la lectura.  Me voy haciendo con libros y quedan en la estantería. Y decepcionada con el ebook, lo he intentado, pero no. Es un suplicio pasar páginas, ir a un lugar concreto... entre otras cosas.

En el próximo post hablaré del paralelismo que se puede hacer entre unaa relación de pareja, una laboral, una de fan...

Necesito desconectar el cerebro, en serio.





17 de marzo de 2015

La mala educación

En el trabajo hay 3 personas que nos han puteado mucho. Pero mucho mucho. Ha llegado el punto que me retiraron el saludo fuera del trabajo (a mí y a algunos más). Es por eso que aún a regañadientes, si te cruzas con ellos en el trabajo, al principio me salía un "hola" desganado. Pero en el momento que te cruzas por un pasillo y te giran la cara, por ahí ya no paso. Son gente que hasta evito mirarlas a la cara, y menos hablarles, porque les escupiría. Los compañeros, pasado el cabreo, les siguen saludando e intentando mantener al menos un ambiente cordial, y que no se van a poner a su nivel y que saludan por un tema de educación.

A mí me la suda que crean que soy una maleducada, la educación me sobra, pero no tengo porqué fingir con ellos cuando repito, he llegado hasta el punto de desearles una baja prolongada para perderlos de vista. Una persona que me gira la cara y me mira como si oliera mierda todo el día, merece que salga de mi boca un "hola" por una simple cuestión de cortesía? ¿Se merece mi cortesía?

Sí, soy muy rencorosa. No olvido, y a veces no sé si perdono, porque van ligadas las dos cosas. Si alguien no me interesa, la tacho de mi vida. Todo el mundo puede equivocarse, puedo aceptar unas disculpas, pero si encima se encara conmigo, esa persona tendrá mi desprecio e indiferencia por el resto de sus días.

No sé si es bueno o malo ser rencorosa, por lo menos, sirve para que no te tomen el pelo más de una vez y se lo piensen dos a la hora de asumir las consecuencias de sus actos. Lo que más me jode es que por su culpa se hayan cargado el ambiente de puta madre que había y vaya a disgusto a un trabajo que no sólo me gusta, sino que amo. Eso no se lo voy a perdonar jamás, y si algún día hago carta de despedida, además de las florecitas que nos tiramos unos a otros, no faltará su ración de odio pa ellos.¡Anda y que les den!