30 de abril de 2020

Propósitos de desconfinamiento

Igual que hay gente que hace propóstos de Año Nuevo, ayer me dio por pensar que no estaría mal hacer propósitos de desconfinamientos, desescalada, o la nueva normalidad como lo llaman.

En realidad, son propósitos que tengo desde hace mucho, pero (excusa) el exceso de inputs y vida estresante me hacía aplazarlos. Por lo que, en "mi nueva realidad" intentaré:

1. Comprar en pequeños comercios. Empezar a hacer barrio y evitar ir al súper (los centros comerciales ya no los pisaba mucho)y grandes almacenes para comprar cosas que estén en tiendas, aunque sean un poco más caras.

2. No comprar en Amazon ni pedidos online a casa, a no ser que sean cosas muy específicas que no estén en tiendas.

3. Seguir sin comprar en Glovo, ni Deliveroo, ni cosas de estas. 

4. Si tengo que esperar en colas, o tardar más comprando, intentaré no impacientarme.

5. Disminuir el consumo de redes sociales. Esto lo he intentado muchas veces y nunca he podido. Empecé el confinamiento bastante enganchada, pero últimamente me he metido en un proyecto personal (hacerme rica y famosa) y apenas entro en ellas.

6. Trabajar menos horas/intentar hacer un cambio de rumbo a mi profesión (esta serña la más difícil).

Por el momento esto es todo, que creo que prácticamente se podría resumir en hacer un consumo responsable.

¿Y las vuestras?

20 de abril de 2020

La emoción de las primeras veces

Estos días he aprovechado para volver a ver la trilogía de El Señor de los Anillos. Tengo la versión extendida, y alguna vez había intentado volverla a ver, pero lo dejaba después de la primera. Debido al confinamiento me están entrando ganas de hacer cosas que había dejado apartadas o a medias desde hace AÑOS (décadas?).


¿Qué maldito ritmo a contrarreloj hemos llevado para postergar  cosas sencillas durante tantos años?

¿Por qué hasta que no nos han obligado a parar no hemos sabido encontrar tiempo para empezar cosas que se iban trasladando al final de la lista?

En fin, que hacer estas cosas pendientes o revivirlas, me ha hecho entrar en nostalgias gordas. Ordenar fotos de hace 15 años, ver la peli... y he recordado la emoción de las primeras veces. De la peli (sobretodo la primera, la que más veces he visto por lo que os contaba antes), recordaba multitud de escenas que me impactaron por primera vez, lo atónita que me quedé cuando vi Rivendell, cuando apareció Arwen, Legolas, Bárbol (este de la 2), Galadriel, esa luz de los elfos, los Nazgul, la puerta de los argonautas...

Lord Of The Rings: Amazon Chose The Perfect Point In ...

Esa sensación que se te eleva el pecho y parece que te va a explotar. Pues bien, estas sensaciones se han ido al volver a ver la peli. Y obviamente recuerdo como me sentí, pero soy incapaz de volverlo a reproducir, ya no hay el factor sorpresa, ya no es la primera vez.  Con los años se reducen las posibilidades de primeras veces, y eso me entristece (aunque bueno, hay primeras veces que mejor olvidarlas, ciertamente -you know what I mean-).


Arwen... me enamoré perdidamente de ella la primera vez que la vi (aunque tristemente no lo supe hasta un tiempo después, porque en esos tiempos era presuntamente hetero), casi de la misma manera que me enamoré de Aragorn y Legolas (es lo que tocaba como presunta hetero).


 

No podía haber un amor tan puro y maravilloso como el de Arwen y Aragorn, deseaba con todas mis fuerzas vivir eso pero con un Legolas (era más jovencillo y un elfo, no lo olvidemos)... solo que en el fondo deseaba justo lo contrario (a ella, por si aún no os había quedado claro).


Galadriel también me parecía sobrehumana (obvio, es una elfa)...

 

...pero no volví a ella hasta que, esta vez sí, me enamoré con todas las letras de Carol sin vergüenza ni culpabilidad alguna.

Οικογένειες Ουράνιο Τόξο: The Price of Salt. Patricia ...

8 de abril de 2020

¿Qué es lo primero que harás cuando acabe el confinamiento?

Después de 27 días de encierro y sin trabajo, la mochila empieza a pesar.
Aunque también he recuperado algunas cosas, terminado otras pendientes, empezado algunas nuevas...

También tengo claro lo primero que haré cuando termine el confinamiento. Y lo segundo. ¿Y vosotras?
1. Iré a un vivero y compraré plantas y material de jardinería a tope.
2. Iré a ver pájaros y cualquier bicho que me encuentre.

Por el momento, me gustaría hacer una lista de cosas de hacer/he hecho de autocuidado en estos días de encierro. ¿La ampliáis con la vuestra?

- Hacer cursos de formación online
- Hacer yoga online
- Hacer deporte online
- Ver directos de instagram de músicos que me gustan
- Pintar (colorear)
- Aprender a tocar la guitarra
- Encender el teclado de mi abuelo (tocar, todavía no)
- Mirar por el microscopio cosas que me encuentro por casa
- Hacer pan y un pastel por primera vez
- Leer más
- Plantar semillas de frutas y hortalizas del súper
- Quitar plagar y cuidar las plantas
- Volver a escribir en mi diario
- Organizar las fotos del ordenador y recuperar antiguas desde CDs
- Ver más películas que antes
- Ver aves por la ventana
- Intentar ver la ISS (sin éxito)
- Mirar webcams de naturaleza
- Intentar reconducir/ampliar horizontes profesionales
- Informarme sobre qué cámara compacta me puedo comprar
- Fotografiar bichillos que aparecen por casa
- Jugar a videojuegos retro

22 de marzo de 2020

10 días encerrada

Desde que se anunció la suspensión de las clases, llevo confinada 10 días en casa. Solo salí el martes media hora para comprar comida y otra media ayer, para lo mismo. Durante todo este tiempo lo he llevado bastante bien. De vez en cuando yo haría estos parones, porque suelo necesitar tiempo para mí y agotarme al cabo de varias semanas de trabajo. La cosa es ahora diferente, porque es un encierro obligado, pero no ha sido hasta hoy que me han empezado los pensamientos negativos.

Los primeros días fueron un poco duros. Cuando vivía sola, yo no tenía costumbre de ver las noticas porque me saturaban, cabreaban, o me entristecían. A LaGuapa sí que gusta ver las noticias, y además, en TV (lo poco que yo me informaba lo hacía por internet, huyendo de amarillismos y textos apocalípticos). Con lo que, al bombaredeo de noticias del monotema, se le sumaba la conversación-discusión de después (porque en algunas cosas tenemos opiniones opuestas).
Ella es enfermera y ve las cosas desde dentro, y no puede evitar ver incoherencias en este confinamiento. Eso también significa que tiene que ir a trabajar, lo cual ahora no sé si es una suerte o una desgracia (para ella, para mí y para sus pacientes), pero no estamos 24 horas juntas y tengo mis momentos de soledad deseada.


Por mi parte a los 4 días del cierre me quedé en el paro. Pero me he mantenido ocupada, soy muy de salir pero también tengo miles de cosas que hacer en casa. No soy muy familiar así que no echo de menos a mis padres ni resto de familia. He intentado aislarme al máximo de las noticias. Tengo además la suerte de tener un piso con una terraza grande y luminosa.

Pero hoy ya he empezado a notar un poco este pesimismo generalizado que se respira. Puede ser de haber dormido poco las dos últimas noches (descontrol de horarios y cerebro demasiado activo). Puede ser por haber leído historias personales en twitter de gente a la que se le ha muerto familiares.

La muerte de mi única abuela viva hace tiempo que me pasa por la cabeza, porque está feo decirlo, pero es mi abuela preferida. Es muy mayor, así que tarde o temprano el momento tiene que llegar. Pero sería muy horrible que muriera en esta situación. Afortunadamente (o no) vive justo encima de mis padres, con lo que no está sola 100%. Pero eso significa que también está esporádicamente en contacto con una persona que sale a la calle a comprar. No sé si el ánimo que me transmiten mis padres por teléfono es para que no nos preocupemos más de lo normal o porque no se están tomando en serio la posibilidad de infectarse.

Prefiero no pensarlo, pero la posibilidad de una muerte cercana se ha vuelto hoy real.

28 de enero de 2020

La adolescencia que nos perdimos las lesbianas

Hoy he tenido un día de esos que cuesta arrancar. Tanto, que no he conseguido arrancar en todo el día. Solo tenía ganas de terminar la jornada laboral y volver a casa, no ver a nadie. Como la típica tarde de domingo, pero en martes.

Tengo mucho trabajo para hacer en casa, pero tenía que desconectar. Es decir, cerveza, sofá y música. Tengo muchos fetiches musicales, y Mónica (Naranjo) es uno de ellos. En esas que me ha dado por poner dos vídeos suyos a los que no había hecho mucho caso (Perdida y Doble Corazón). Digamos que Mónica sabe explotar su lado sexual, y es una parte que no me importa.




Porque tanto el personaje como el físico de Mónica me pone como mujer que es y que soy. Sola en casa, alcohol y mujeres, pues me ha dado por... no, guarrillas, me ha dado por filosofar*. La cerveza me pone trascendental. Después de ver en bucle varias veces "perdida" estaba ya viendo el minuto 3:05 del vídeo:




Y me encontrado pensando: "¡Qué piernas dios mío!". Y automáticamente: "qué libre me siento pensando esto. Qué libre me siento pudiendo expresar, AUNQUE SEA PARA MÍ MISMA, que una mujer me pone cachonda".



Seguramente para algunas, sobretodo si sois jóvenes y de países -por lo menos sobre el papel- poco homófobos, esto os parecerá una chorrada. Para otras, no tanto. (A partir de ahora teneis que leer con la actitud siguiente:)


Os imagináis en el despertar de la sexualidad, cuando en teoría toca ese despertar (adolescencia), pudiendo haber tenido esos deseos, esos sentimientos, esas ganas de expresión, sin sentir que había algo malo en vosotras, que porqué a tus 18 aún no habías besado a un chico, que porqué pasados los 20 aún no habías tenido novio, proqué no sentías nada cuando por fin lo tuviste y te la metía...

¿PERO QUÉ HAY DE MALO EN MÍ? 

Pues nada, solo que NO SABÍAS que una mujer te podía atraer sexualmente. Porque eso no existía, y si sabías que existía, no era lo correcto.


No es que tuviera una adolescencia dramática, pero cuantos años robados, cuantos años me arrebató la educación y mi entorno social del momento (años 90) para vivir una sexualidad plena y libre.

Dicen que en los 40 es cuando una mujer vive más plenamente su sexualidad, pero amigas, no es solo por la experiencia, es por ese empoderamiento que se consigue al haberte despojado de todos tus prejucios machistas, y en nuestro caso, además, lesbófobos. Ese machismo y lesbofobia interiorizada.

Ese primer amor a los 15, ese primer beso adolescente, ese amor de instituto ya nunca lo podré tener. Pero ver una mujer, que se me abran los ojos como platos y una corriente eléctrica me llegue hasta la entrepierna sin sentirme culpable, eso ya nadie me lo podrá quitar.



*Bueno, filosofar y alguna cosilla más...