5 de mayo de 2021

He sido víctima del despecho

Hoy vengo a contarte una historia gloriosa. Como mis posts de hace años. Si eres lectora veterana, yo creo que te va a gustar, por lo surrealista. Coge palomitas.


Hace unas semanas, salí por primera vez del armario delante de una clase de alumnos. 

Adolescentes.

Con los que tengo confianza y buen rollo. Pero bueno, eso también provoca, si te pasas, que te vean como colegui y se te suban a la chepa. También he de decir que es una clase muy cañera, que es el eufemismo actual que se utiliza para decir que son unos maleducados que no paran de hablar, desafiarte y vacilarte.

Yo también voy con chupa de cuero,
pero no soy Michelle. Quiero ser alumna de Michelle.


Vamos, que cada vez que tengo que entrar en esa clase me dan todos los males.

Una niña, llamémosla Juana (nombre inventado) me vino a preguntar en privado si era hetero. A lo que respondí no automáticamente. Porque yo me esperaba que me preguntara si era bollera, no al revés. Quizá ya tenía el "NO" muy integrado, así que mientras decía ese no automático me estaba dando cuenta que estaba saliendo del armario.

- ¿Y cómo lo sospechaste?

- Lo pensé desde el primer día. Tú sabrás como te comportas en clase.

Me sonó un poco a amenaza y estuve pensando qué coño había hecho, a parte de vestir con vaqueros, bambas y camisetas.


Al cabo de los días salí del armario con toda la clase entera (total, seguro que ella ya se lo había contado y me preguntaron directamente si tenía novia). 

Era mi salida con alumnos por primera vez en mi vida como docente, es decir, después de 3 años. Por fuera estaba supersegura, pero por dentro un poco acojonaílla porque cuando se ponen en plan cotilla y yo con el superpoder del outing activado temía que la cosa se fuera de las manos. 

Y sobre todo porque poco se habla del bullying de alumnos hacia maestros.


Bueno. 

Que pasaron los días, y la semana pasada me hicieron una putadilla anónima que para ellos es ji-ji-ja-ja y para mi fue un viernes, sábado, domingo y lunes de mierda. Había que encontrar al culpable.

Esto es lo que decía mi cabeza:

- No te has sabido ganar su respeto.

- Su tutora se ha enterado que los tienes asilvestraos y se te ha ido de las manos.

- Te lo han hecho porque eres bollera.

- No sirves para enseñar.

- Has acabado siendo la típica profe pringada como el que tuviste en el cole, que le ponían tiza en la silla y pegamento en el picaporte. 

- Por mucho que no quieras ser la profe chunga e intentes caer bien, igualmente te van a putear.

- El sistema educativo es una mierda.

- La sociedad es una mierda.

And so on.

Vaya, una ristra de cosas que elevó al 100% el 80% de pensamientos de dejar la enseñanza secundaria.

Estaba yo con esta bajona, mala leche y miedo de volver a entrar en esa clase hasta el martes (ayer) que me volvía a tocar. Por indagaciones varias yo ya sabía quién era la culpable que SORPRESA, era Juana. 


¿Qué giro de guión eh? 


Pues Juana no asistió a clase, se presentó 5 minutos antes de acabar y cuando salí vi por el rabillo del ojo que me seguía por el pasillo. Quería hablar conmigo.

Para pedirme perdón, bla, bla. Y en medio de su verborrea, me suelta que la idea no fue suya, PERO QUE LO HIZO PORQUE YO LE ATRAÍA, era su crush (ahora hablan así), y cuando se enteró que yo tenía novia se enfadó muchísimo, que porqué no se lo había dicho cuando le dije que era bollera y que como estaba tan enfadada decidió hacerme esto a mí. 

Yo: 



La mente adolescente, cómo es.

Ríete tú de la Isla de las Tentaciones.