28 de enero de 2018

Mis problemas con el contacto físico

Estoy bastante petada de curro y estudio y sólo llevo dos semanas con este ritmo, veremos si sigo siendo persona a finales de abril cuando baje un poco esta locura. Aun así esta semana he tenido dos momentos para mí, he ido al cine (hacía más de un año que no iba, porque la última vez fue con EsaChica -mala razón, lo sé, pero prueba superada-) y a un taller feminista de un día entero sobre como mejorar las relaciones amorosas.

La verdad es que he ido al taller, entre otros motivos, porque iba la Presunta (aka mi antiguo amor platónico). Sí, mal, caca, pero es el único espacio en el que coincidimos y quiero que seamos amigüis porque nos llevamos bien. También he ido porque estoy intentando cambiar que no me cueste tanto expresar emociones en público (llorar, mis vulnerabilidades), el contacto físico con otras personas y superar un poco el miedo al ridículo. Así que os podréis imaginar que en estos talleres, donde siempre meten (¿por quéee??) alguna dinámica de teatro, expresión corporal y contacto físico, lo paso un poco mal a la par que es un reto. Vaya, que salvando las distancias, me lo tomo un poco como terapia grupal, donde puedo conocer otras realidades y compartir la mía en un entorno seguro y feminista.


Total, que llevaba bastante bien el taller, los momentos de respiraciones y las relajaciones (soy la típica que imposible relajarme en estas situaciones, y si me ponen musiquitas zen menos) cuando llegó el momento del toqueteo, de ponerse en parejas. ¿Elijo a una desconocida o a la Presunta?
Ella, que sabe cuanto odio estos momentos pero no sé si sabe que hace 7 años estaba pillada de ella, se ofreció para ir juntas y yo: "sí por favor, por lo menos nos conocemos". Lo que no sabíamos es que había que cerrar los ojos y la otra persona nos iba a regalar una ducha imaginaria a base de caricias.


Es decir, que mientras tenía a la Presunta con los ojos cerrados enfrente de mí, nos iban dando instrucciones del palo: ahora caen las gotas sobre ella, ahora cogéis el jabón y la empezáis a enjabonar, ahora a enjuagar, pasad las manos por todo el cuerpo para quitar todo el jabón, ahora pasad la toalla, más suave, más fuerte... en fin, como 5 minutos pasándole las manos por todo el cuerpo pegando saltos al llegar a las zonas claramente críticas y dudando si pasar sobre las caderas o no (que no).

No sé vosotras, quizá es que soy una malpensada o es que llevo un año sin follar, pero yo percibo bañar a otro adulto como un acto sexual más que de cuidado, así que estaba por una parte deseando que acabara ese momento de acariciarla y por otro pensando: "joder, pero si es lo que me hubiera encantado hacer hace 7 años, aunque me hubiera puesto malisísima, cosa que ahora pues me resulta incómodo pero no me estoy muriendo, o sea, que bien". Eso sí, cuando ella me lo hizo a mí estuve más tranquila. Imagino que yo estaba más preocupada por hacer algo que pudiera molestarle que otra cosa, en cambio a la inversa no fue así.

Será que confiaba más en ella que en mí misma.

13 de enero de 2018

Hoy hace diez años

Últimamente tengo la sensación que las cosas van encajando como pequeñas piezas de un puzzle, tanto a nivel laboral como personal.



En la línea del post anterior hoy hace 14 años que escribí la semana pasada en el que contaba el recuerdo de mi primera cita con SuperEx, hoy hace (bueno, no exactamente hoy pero no quería quitarle efectismo al título del post, además que no recuerdo la fecha exacta) 10 años que no besaba a SuperEx ni tenía ningún contacto físico con ella.

Tranquilas, que han sido dos besos de saludarse.

Recuerdo perfectamente también la última vez que la vi una vez ya habíamos repartido todas las cosas (juré y perjuré que nunca más tendría nada compartido, y de momento así ha sido) y no había más que hablar. Sabía que en ese momento se rompía definitivamente el vínculo afectivo y le robé el último beso en la boca en el andén del metro. 2008.

Curiosamente la misma parada donde se
empezó a torcer la cosa con EsaChica

Desde entonces nos hemos visto periódicamente porque hubo una cosa compartida a la que no quise renunciar, bueno cosa, un ser vivo con su pelo y su amor infinito hacia nosotras. Los inicios fueron difíciles, que coño difíciles, una puta mierda, complicadísimos para mi, y entramos en una especie rabia mutua que nunca más en la vida quiero volver a pasar. Enterrados quedaron esos posts oscuros con nosolobollo 1.0.

Total, que la comunciación se basaba en definir hora, fecha, lugar, hacer el intercambio y no hablar absolutamente nada de nosotras, sólo de cosas que implicaran a la perra. Ni dos besos, ni nada. Una pequeña Edad de Hielo. Durante años no supe nada de su vida, sólo pequeños detalles que la gente me contaba sin yo preguntar (¿por qué hace eso la gente?), o sea, como en la canción miro la vida pasar, sin venir a cuento alguien te vuelve a nombrar.

Con los años poco a poco había un poco más de acercamiento, un día hasta nos quedamos hablando un buen rato en el que me contó detalles de su vida (y yo de la mía) estrictamente necesarios para continuar con la complicada gestión de la custodia compartida (nota al margen: si os separáis, os desaconsejo fervientemente la custodia compartida de mascotas).

Hoy no sé porqué, ha sido distinto. Al vernos me me ha dado dos besos y hemos estado charlando un rato. De camino se ha encontrado a su presunta pareja (una mujer que ya había visto yo otras veces pero no sé que especie de relación las une) y me la ha presentado formalmente. Dos besos. Hablan entre ellas de si comen ahora o más tarde y SuperEX me dice, ¿quieres venir a comer?

Vale. ¿Por qué no?


La verdad es que no he pensado nada, ha sido automático. Estaba a gusto hablando con ella y quería seguir haciéndolo. No ha sido para nada incómodo y nos hemos puesto al día de amistades comunes que quedaron atrás, de anécdotas pasadas, de nuestro presente... hubiera alargado el momento. Por la noche la he vuelto a ver, nos hemos vuelto a despedir con dos besos y medio abrazo y me ha hecho un pequeño regalo.

No sé, me siento muy bien. Siento paz conmigo misma y con ella. Después de tanto dolor, después de tanta ira, tantas lágrimas, tanto estar perdida, después de tanto dolor, tanto dolor, tanto dolor, tanto dolor.
No creo que vaya a cambiar nada, no volveremos a ser amigas, no nos vamos a ver más allá de la perra (siempre he pensado que el vínculo desaparecerá cuando se muera) pero creo que hoy se ha difuminado una cicatriz bastante muy importante.

Bueno, la más importante.


12 de enero de 2018

Yo me declaro inocente de toda la culpa que ocupa mi mente




Cuando los engaños, para que no duelan
se convierten en piadosas mentiras
te enseñan los años que es mejor una caída 
que vivir la nube de otra vida.
Con cada segundo busco en ti la eternidad,
son pocas las cosas dónde encuentro la verdad.

Porque si un beso sale libre de tu boca,
tiene sentido que mientas con maldad.
Yo me declaro inocente, 
de toda la culpa que ocupa mi mente.
Miénteme, pero de frente,
a ver si se cura éste miedo creciente.

Nada nos complace. 
Lo queremos todo, 
sin que importe el cuando, 
dónde o cómo.

Mirame a la cara y miénteme al oído,
es el pago por estar contigo.
Y en cada segundo busco en ti la eternidad,
son pocas las cosas donde encuentro la verdad.

Porque si un beso sale libre de tu boca,
tiene sentido que mientas con maldad.
Yo me declaro inocente,
de toda esta culpa que ocupa mi mente.
Miénteme pero de frente,
a ver si se cura éste miedo creciente.

Un salto al vacío con cada mentira,
es la nota falsa que se toca sin cesar.
Y en este intento que envenena mi promesa,
tiene sentido que busque la verdad.

Yo me declaro inocente,
de toda la culpa que ocupa mi mente.
Miénteme pero de frente, a ver si se cura este miedo creciente

_____________


¿Preferirías vivir "feliz" en la ignorancia o saber la verdad y hostiarte? ¿Has ido cambiando de estrategia con los años?

¿Cuántas veces cargamos con culpas y responsabilidades que no nos corresponden?
Yo me declaro inocente de toda la culpa que ocupa mi mente

8 de enero de 2018

Personajas de este cuento

El blog tiene ya algunos añitos, y han aparecido en él una serie de personajes. Algunos desaparecidos, otros que aún siguen conmigo. Para quien acaba de llegar, os los describo aquí, cual libro de Agatha Christie, para que podáis seguir el hilo por orden de aparición...

SuperEx: mi primera novia, mi primer amor. Esa que me hizo lo que soy como bollera, mujer y le agradezco muchas cosas, aunque me rompiera en mis partículas elementales. La razón por la que empecé este blog hace quince años cuando no me planteaba pagarme una terapia.

A.: compañera de colegio, me reencontré con ella 15 años después por feisbuk y me agarré a ella para pegar mis partículas elementales. Sólo llegué al nivel átomos, pero aprendí alguna cosita y por ella conocí a dos de mis mejores amigas. Acabamos como el puto culo cuando encontró este blog y su personaje está enterrado.

Presunta: PresuntaHeteroflexible, una chica del trabajo que me gustaba un poco pero con la que sabía que nunca tendría ninguna oportunidad porque aunque confundía, sabía que era muy hetero. Hoy está en el podium de mis mejores amigas aunque haya sido abducida por la maternidad.

SuperHetero: como su nombre indica, hetero hasta la médula. Junto con la Presunta éramos el trío que nos emborrachábamos hablando de amores. Hasta que se casaron y tuvieron hijos.

ChicoTierno: quizá mi mejor amigo aunque nos hemos distanciado, me refugié entre sus piernas un par de veces en un intento fallido de pegar mis átomos. Me sirvió para confirmar que nunca más volvería al lado oscuro de la heterosexualidad.

Presunta2: PresuntaHeteroflexible2. Me enamoré un poquito de ella y pasé del nivel átomos al nivel moléculas inestables. Confundía y sigue confundiendo a las bolleras. Cuando corroboré su hetericidad se convirtió en mi amor platónico. Pensé que no la volvería a ver más cuando se fue al extranjero pero ha vuelto a mi vida. Hoy somos amigas. Quizá algún día le cuente que sin saberlo me hizo recuperar la fe en el amor. De manera sutil, sin decir directamente que fue mi objeto de deseo, se lo hice saber en su libro de boda y cerrar ese círculo y su respuesta rebosante de amor días después fue lo máximo.

LaMoza: cuando yo ya era materia sólida, fue mi segunda relación más duradera, trajo facilidad y felicidad en mi vida, hasta que divergimos porque nuestro destino en ese momento no era el mismo.

LaHeteroquemeAprieta: es una chica a la que considero amiga que casi cada vez que me veía, me abrazaba fuertemente para que mejorara mis taras de contacto físico humano y volviera a tener fe en que hay personas buenas. Desgraciadamente se ha marchado a vivir fuera y tenemos muy poquito contacto. Pero consiguió arreglarme un poquito la tara.

EsaChica: perturbó la balsa de aceite en la que se había convertido mi vida, me reactivó y se desenamoró de mí a la misma velocidad que yo me enamoré de ella. Ante el peligro de volver al estado moléculas inestables, y al miedo de partículas elementales cuando conociera a otra, decidí por fin pagarme una terapia.

La Psicóloga de mis Amores: con la que estuve dos años de terapia después de EsaChica y con la que sigo cada vez que estoy perdida. Me encanta, en todos los sentidos. Una pena haberla conocido en consulta y que sea hetero. O suerte, según se mire, porque me ha ayudado muchísimo, la verdad.

LaGuapa: la segunda mujer con la que visualicé un futuro y proyecto de vida. Se follaba mi mente y mi cuerpo igual de bien, pero al final, éramos como la materia y la antimateria. Fue más valiente (?) al dejarme antes que yo a ella y me liberó de esa ansiedad en la que se había convertido la relación. Una vez cerrados temas pendientes después de la ruptura, nuestro contacto se ha ido perdiendo poco a poco, pero aún siento que algo me une a ella.

7 de enero de 2018

Hoy hace catorce años

Hoy ha sido una de esas mañanas raras: me he despertado a las 9:30, no tenía más sueño pero parecían las 6 de la mañana. Oscuridad en la calle, silencio en la calle, silencio en la casa. Así que me he negado a creer al depertador y he continuado dormitando. Cuando sueño cosas agradables, o simplemente que me gustaría que sucedieran o encajan con mi realidad, intento alargar el sueño. Bueno, yo creo que más bien es para no enfrentarme a la realidad del día por delante, aunque hoy no tenga nada desagradable que hacer, simplemente mi último día de fiesta paro antes de volver a la rutina.
De repente hago un repaso mental de qué día es hoy, no sea que me haya equivocado y me estén esperando en el trabajo. 7 de enero.

7.

El número de mi camiseta de básquet de toda la vida.

Y hace catorce años, el primer día que me enamoré. Y esa persona era una mujer. Es imposible determinar el día en que te enamoras, así que el 7 de enero de hace ya catorce años fue nuestra primera cita.

Me acuerdo perfectamente donde fuimos y qué tomamos. Me acuerdo de cómo iba vestida ella. Me acuerdo que era un día esperado porque eran vacaciones de Navidad y era el día que volvía de su pueblo, aunque habíamos estado coqueteando por messenger sin decírnoslo directamente (los cambios de estado eran una conversación paralela). Me acuerdo que le dije que le iba a coger la mano yendo hacia donde se alojaba porque me moría por tocarla. Me acuerdo que nos respetábamos tanto o teníamos tanto miedo, que ni nos besamos en esa primera cita. A partir de ahí empezó una historia de amor y de construcción de identidades y salidas del armario donde hubo felicidad y dolor a partes iguales.

Y hasta aquí hemos llegado. Una mujer hecha y derecha. He aprendido muchísimo desde entonces.

Nunca suelo hacer balances el 1 de enero, porque en realidad, nuestros calendarios no empiezan el 1 de enero. Cogemos la fecha de una ruptura, de alguna muerte, de cuando empieza el curso, de algún evento importante. Hoy he cogido el 7 de enero, cuando hasta ahora escogía el 1 de agosto, el día que me dejó.

14 años. Mucho tiempo.
Ahora cuento mi calendario siguiendo otras fechas. Ojalá pueda olvidarlas algún día, pero me temo que no. Sólo espero que no tengan que pasar tantos años para poder volver a ver fotos de esas personas o situaciones y sentir paz, en lugar de dolor o tristeza.

Está nublado, es domingo y llueve. Es el día ideal para hacer introspección.


 

3 de enero de 2018

Los blogs nunca morirán

Ese es mi deseo. Porque sigo aborreciendo Facebook, Instagram ya hará casi un año que no lo toco, y Twitter... quizá sea lo único que mantenga pero para el plano profesional. Me aburre el postureo, me hacen perder el tiempo los millones de noticias que además, positivas no son, o chorradas varias.  Por enésima vez me propongo desintoxicarme de redes sociales, que además, dan valor a lo efímero y a lo corto e imponen sus censuras. Aquí pones un pezón de mujer y no pasa nada, los posts quedan año tras año y te puedes explayar los caracteres que quieras, recuperar los comentarios... en fin, una pena que esté hace años de capa caída la bollosfera, porque era una gran comunidad. Ahora sólo somos entes individuales en busca de likes.

En fin, que a lo que venía yo a escribir es sobre algo doloroso que he descubierto. No, no es mi tercer resfriado-gripe desde que ha empezado este puto otoño e invierno, no es la indiferencia que supone para mí la Navidad, no es el puto bebé de los vecinos que no para nunca de llorar, por dios, nunca! No me imagino el calvario de los padres o abuelos, porque no tengo claro de donde viene, pero rompe los nervios a cualquiera.

Llevo ya mucho tiempo haciendo ejercicios de introspección, sobretodo de análisis de relaciones. Algo que deberíamos hacer siempre siempre durante y después de estar con alguien. Conocer nuestros límites, saber qué normas queremos aceptar o no, en fin, esas cosas. Abrazando a la psicología (porque abrazar a la psicóloga está feo) y al feminismo, estos últimos meses he aprendido un montón. Y descubro con horror (otra vez), ahora ya casi a las dos de la madrugada, las de cosas, LA DE COSAS que he permitido "por amor", la de veces que me han manipulado, incluso en relaciones o con personas con las que nunca detecté ningún atisbo de manipulación, o sí, pero mira "es bromita". Resumiendo: con todas las personas que he tenido relaciones.
Tanto horror que, al ponerlo por escrito, no veo más que paralelismos con todas las infografías que me sé de memoria sobre violencia de género. Afortunadamente violencia física o insultos no he sufrido, pero de violencia sexual para abajo (hacia lo más leve) todo, todito todo. Acojona y avergüenza. Tengo mi parte de responsabilidad, pero no se la quitaré a la otra persona. Ya basta de responsabilizar a la víctima, qué claro y meridiano lo tengo cuando los medios de comunicación culpabilizan a las víctimas mediáticas de violaciones, y qué ciega conmigo misma culpándome de todo lo que marcha mal en una relación.

Chicas, haced este ejercicio de reflexión. Recordad, buscad en vuestros diarios, las faltas de respeto vividas dentro de la pareja. Grabadlo a fuego por si se os olvida y lo teneis que consultar cuando os volvais a enamorar.

Por mi parte, sigo cerradísima, porque despues de haberme abierto en canal tantas veces, haber tenido que recoger los trocitos y pegarlos y ahora tener las cosas más claras... no sé si existirá alguna candidata con todos mis requisitos para tener una relación sana (y que además sea guapa).