22 de diciembre de 2014

La visibilidad y la vida privada

Cada vez que alguien sale del armario, se suscita el debate sobre la vida privada. Las que me leéis ya sabéis mi punto de vista y no quisiera extenderme. Se resume en que mi orientación sexual no es mi vida privada y que visibilidad sí pero con "peros".

Vayamos por partes. Mis dos artículos de cabecera para este tema, son dos, uno de Libertad Morán y otro de Raúl Madrid, y poco tengo que añadir. Leedlos por favor.
El motivo de este post es una respuesta a uno de Verdades Edulcoradas y a mi "manía persecutoria por ser bollera". Me explico.

Sandra Barneda lo ha vuelto a hacer. En realidad ya había salido del armario por su boca con su "los que somos gays" aunque hacía años que mucha gente lo sabíamos, pero parece que ahora que ha dicho que su pareja es una mujer, se considera su salida del armario 100% válida. Es la primera (y eso que estamos en 2014 y se supone que en el "Primer mundo") periodista española en decirlo en TV, tiene su mérito y merece un aplauso. Y digo decirlo, por no decir confesar, reconocer, lo que todxs sospechábamos. Si os fijáis, cuando se habla o escribe sobre salidas del armario, se suelen utilizar términos como si ser homosexual fuera un delito. Y ahí es donde se muestra la realidad de que, aunque no debería ser noticia la homosexualidad de alguien porque significaría normalidad, todavía lo es  y tiene que serlo porque se considera algo feo. También es triste que haya noticias sobre violencia sexista, pero es la realidad, y lo único que podemos hacer es intentar cambiar esa realidad sin caer en las trampas del discurso heteronormativo.


Entiendo perfectamente lo que dice Verdades en su post y sé que no pretende ofender, porque ya ha mostrado su opinión sobre este tema en comentarios anteriores, pero estoy segura que mucha gente suscribe lo que dice y me gustaría plantearlo desde otro punto de vista.

Nos escudamos para mantener(nos) ocultos en el "no me importa con quién se acuesta fulanito o menganita", y es cierto que no nos importa (excepto cuando sacamos nuestro lado cotilla intrínseco). Pero en el caso de la heterosexualidad, saberlo viene dado relaciones sociales simples y no vamos censurando con esa frase a nuestras amigas heteros cuando nos dicen que están empezando a salir con un chico o su marido le ha preparado el tupper de macarrones. Ni le falto al respeto a ninguna hetera si le pregunto si tiene novio. Parece que los LGTB no podemos decir o no interesa quién es nuestra pareja porque "a nadie le importa con quién me acuesto o es mi vida privada" o se convierte automáticamente en un alarde de lo gay. Pues no es nuestra vida privada, como bien explican los artículos que enlazo arriba. Si sale en una revista que Pepito se ha casado con Pepita, la noticia es la boda, lo felices que van a ser, no la heterosexualidad de cada uno o que no debería haberse publicado porque no me interesa con quien se acuesta cada cual.

Los LGTB, tenemos que estar en una alerta constante al hablar de nuestro "estilo de vida", y ahora voy a lo de mi "manía persecutoria por ser bollera" y el sí a la visibilidad con "peros". Suelo pensar que actualmente, con que nuestros datos están por todas partes, qué fácil lo tendrían "los malos" si el mundo se volviera loco de nuevo. Qué fácil lo tendrían para ficharnos y liquidarnos.



Aunque a veces me relajo, vivo en una tensión constante por si me pegan una paliza por dar la mano a mi novia por la calle o me esperan en el portal si colgara una bandera arcoiris en el balcón. Que me encantaría ponerla, igual que los demás ponen banderas de su tierra o de su equipo de fútbol, pero velar por mi integridad física me lo impide. Este silencio es el precio que tenemos que pagar cuando hay consecuencias, y es por eso que entiendo que cada cual, sea famoso o no, salga cuando quiera salir, aunque crea es necesario, que no obligatorio. Hay personas que rompe(mos) estos silencios con pequeños o grandes actos, y es por eso que hay que agraceder, ya sea a Sandra o a los que han dado su vida por expresar su afectividad, que podamos escribir en un blog y vivir acorde a lo que somos.




16 de diciembre de 2014

Drogas legales

El alcohol saca lo peor de nosotros mismos. Ese momento en que estás más lanzada, que todo es ji ji ja ja mientras arreglas el mundo con tus amigos alrededor de unas cervezas, es un buen momento. Pero es un momento "virtual". Eres más lista, más guapa, con más morro, no tienes miedo a decir ciertas cosas porque no mides bien las consecuencias. Casi todo el mundo hemos buscado, y buscamos de vez en cuando, ese momento "chispilla" en el que hacemos un ensalzamiento de la amistad y nos sentimos más sinceros que nunca. Es lo que tiene la droga, la recompensa.

Aaahmigas, pero luego viene el bajón. La resaca. Es fácil cruzar esa línea comunmente llamada como "puntillo" con "me he pasado con la bebida, pero aún controlo". Es decir, no llegamos a la inconsciencia ni a esos niveles denigrantes de no recordar nada, pero nos sentimos mal hasta con nosotros mismos, que no valemos nada, lo opuesto a horas antes.
La resaca suele ser física (dolor de cabeza, de estómago, desórdenes intestinales...) pero jode también cuando es emocional. Nos arrepentimos de lo que hemos dicho, de lo que hemos hecho, magnificamos lo que nos han dicho y que no nos ha gustado. Pero aun así, volveremos a caer en el mismo error la próxima vez que bebamos de más. Yo de cagadas de estas, he hecho muchas.

Hoy el resentimiento me ha durado un día entero. Es una resaca que es pero que termine cuando me meta en la cama.Todo el día he tenido este sentimiento destructivo, estoy de muy muy mala leche. Estoy cabreada de cosas que se dijeron ayer entre cervezas, pero sé que es porque lo magnifiqué y me lo tomé como algo personal, aunque en ningún momento atacaran mi persona. Puedo percibir como me ven las personas que en ese momento tienen menos alcohol en sangre que yo, y no me gusto nada. No me gusta que me aflore ese lado oscuro, no me gusta la actitud de no me importa nada, me siento ridícula. No me gusta perder el control de las emociones. Enfrentarme cara a cara con instintos primarios.

Y es que una no es perfecta ni tan lista como algunas creen.

10 de diciembre de 2014

Olores, pestes, perfumes y colonias

Tengo el olfato bastante desarrollado. Demasiado, a veces. Lo cual es un drama por ejemplo en el transporte público, donde se mezcla lo peor de la esencia humana. Mira que somos sucios los humanos, por mucho que nos lavemos e intentemos camuflarlo, fluidos y olores campan a sus anchas.

Luego están los guarros (y guarras, pero el porcentaje superior suele ser masculino), que desconocen lo que es un desodorante, jabón, o lavar la camiseta cuando huele. Que entiendo que alomejor hay gente que tiene un problema médico con el olor, pero tanta, es imposible.


Y luego está el tema de las colonias y perfumes. Con esto tengo 2 problemas:
- Exceso de perfume: la gente se suele poner MUCHA cantidad. No entiendo como puedo estar andando detrás de una chica a dos metros de distancia, y me llegue su rastro de olor que, aunque sea bueno, acaba saturando y se me hace insoportable. Si me pasa eso en un viaje, lo paso fatal. Se te huele a metros, ¡córtate un poco con la colonia anda!




- Para mí, identifican a una persona igual que su cara. Lo que el olor queda aunque esa persona no esté presente. Hoy en el trabajo una ha dejado su abrigo encima del mío y voy paranoica perdida porque la huelo todo el rato (a su colonia, y por lo tanto a ella) y no es MI olor, hay algo intrusivo en mi espacio.

Lo peor es cuando aparece alguien que usa el perfume que tenías asociado a otra persona, si es de alguien que ha muerto o de una ex, ya es el acábose.
La Moza con esto no tiene suerte. El año pasado vino un día a casa con la colonia de una cuyo nombre no quiero acordarme (y que he olido en mil mujeres más, por cierto, no sé que tendrá esa colonia).

Se la ha autovetado, y me aparece otro día con la colonia X de una amiga. No puedes oler como una amiga, el deseo sexual cae en picado. Se la ha semi-autovetado. Llega otro día con otra colonia Y de una amiga, y ya van 3. Parece de chiste.

El otro día tuve que ver a mi ex. Adivinen qué colonia llevaba... efectivamente, la X.


Lo que me lleva a pensar....  

¿es que todas las bolleras y parte de las heteras llevais las mismas putas colonias? ¿Sólo hay 4 o 5 en el mercado o qué?


Ser mujer y usar productos que se anuncian así, me provoca un cortocircuito cerbral

Nombradme si habéis usado una Clavin Klein, una Clinique happy, una Emporio Armani, una Mademoiselle de Chanel, algun desodorante Axe y se confirmará mi hipótesis paranoica.