28 de enero de 2020

La adolescencia que nos perdimos las lesbianas

Hoy he tenido un día de esos que cuesta arrancar. Tanto, que no he conseguido arrancar en todo el día. Solo tenía ganas de terminar la jornada laboral y volver a casa, no ver a nadie. Como la típica tarde de domingo, pero en martes.

Tengo mucho trabajo para hacer en casa, pero tenía que desconectar. Es decir, cerveza, sofá y música. Tengo muchos fetiches musicales, y Mónica (Naranjo) es uno de ellos. En esas que me ha dado por poner dos vídeos suyos a los que no había hecho mucho caso (Perdida y Doble Corazón). Digamos que Mónica sabe explotar su lado sexual, y es una parte que no me importa.




Porque tanto el personaje como el físico de Mónica me pone como mujer que es y que soy. Sola en casa, alcohol y mujeres, pues me ha dado por... no, guarrillas, me ha dado por filosofar*. La cerveza me pone trascendental. Después de ver en bucle varias veces "perdida" estaba ya viendo el minuto 3:05 del vídeo:




Y me encontrado pensando: "¡Qué piernas dios mío!". Y automáticamente: "qué libre me siento pensando esto. Qué libre me siento pudiendo expresar, AUNQUE SEA PARA MÍ MISMA, que una mujer me pone cachonda".



Seguramente para algunas, sobretodo si sois jóvenes y de países -por lo menos sobre el papel- poco homófobos, esto os parecerá una chorrada. Para otras, no tanto. (A partir de ahora teneis que leer con la actitud siguiente:)


Os imagináis en el despertar de la sexualidad, cuando en teoría toca ese despertar (adolescencia), pudiendo haber tenido esos deseos, esos sentimientos, esas ganas de expresión, sin sentir que había algo malo en vosotras, que porqué a tus 18 aún no habías besado a un chico, que porqué pasados los 20 aún no habías tenido novio, proqué no sentías nada cuando por fin lo tuviste y te la metía...

¿PERO QUÉ HAY DE MALO EN MÍ? 

Pues nada, solo que NO SABÍAS que una mujer te podía atraer sexualmente. Porque eso no existía, y si sabías que existía, no era lo correcto.


No es que tuviera una adolescencia dramática, pero cuantos años robados, cuantos años me arrebató la educación y mi entorno social del momento (años 90) para vivir una sexualidad plena y libre.

Dicen que en los 40 es cuando una mujer vive más plenamente su sexualidad, pero amigas, no es solo por la experiencia, es por ese empoderamiento que se consigue al haberte despojado de todos tus prejucios machistas, y en nuestro caso, además, lesbófobos. Ese machismo y lesbofobia interiorizada.

Ese primer amor a los 15, ese primer beso adolescente, ese amor de instituto ya nunca lo podré tener. Pero ver una mujer, que se me abran los ojos como platos y una corriente eléctrica me llegue hasta la entrepierna sin sentirme culpable, eso ya nadie me lo podrá quitar.



*Bueno, filosofar y alguna cosilla más...