En realidad fue una pesadilla.
Aparentemente era un día cualquiera de mi vida cotidiana, sana, feliz... y de repente me llega la noticia que tengo cáncer. Cáncer de tiroides, concretamente. Primero me lo tomo con la reacción típica de shock y media sonrisa de "venga, va.. es coña..." pero al poco me di cuenta que era verdad y me pasé todo el sueño buscando una solución, implorando a mi madre qué podía hacer, no podía ser, me iba a morir en pocos días seguramente aunque físicamente estaba en buena forma, todavía tengo muchas cosas que hacer, le decía... pero todo el mundo me miraba con cara de compasión expresando que no había nada que hacer. Un sufrimiento de sueño, que por suerte, se queda en eso, en sueño. Almenos hasta el miércoles, que recojo unos análisis, estoy como un roble.
Qué miedo a la muerte, ¿no? De pequeña tuve una época bastante larga de estar aterrada por ello, sobretodo cuando mis padres se iban de viaje y me dejaban con mis abuelos. Qué grande era aquella casa. ¿Y si no volvian? ¿Y si se morían en el viaje? ¿Y si yo me caía por un precipicio? ¿Y si me atropellaba un coche?
Ahora hacía muchos años que no volvía a pensar en ella. Pero cuando se está en buena época, con muchas ganas de hacer cosas, supongo que es inevitable. Quiero tener tiempo para hacer todo lo que quiero hacer, no sé si lo tendré, y eso me angustia. Soy cada vez más consciente que en cualquier momento, flas, puedes quedarte en el intento aunque seas superman. Que en cualquier momento te puede tocar, aunque seamos jóvenes y sanas. Una de las razones por las que no quiero hijos es porque no quiero verlos morir.
Y hoy vuelvo de la residencia donde está temporalmente mi abuela. Mañana cumple 90 años. No es ni la sombra de lo que fue. Dice que para qué estar así, que si por ella fuera, se tiraría por la ventana, pero ni eso puede hacer (va en silla de ruedas). El panorama es desolador. Los demás abuelos están adormecidos en sus sillas, seguramente por la medicación, o porque ya se están cansando de vivir. Irse y dejarla allí es deprimente
Sí, vivir mucho, pero llegar al final... ¿en qué condiciones?
Ojalá pudiéramos elegir. Morirnos cuando quirsiéramos, ni demasiado pronto ni demasiado tarde.