Fue un día más emotivo de lo normal, porque el día anterior murió repentinamente el marido de mi tutora (una profe que yo había tenido de pequeña) y me afectó más de lo que pensaba. No conocía al señor, y aunque la relación entre ex-alumna y profe siempre es desigual, me tocó muchó saber que ella estaba sufriendo de esa manera.
Los niños (aunque sean chicos y chicas, porque en cuarto de ESO ya están creciditos) me sorprendieron con un ramo de flores y unos besos y abrazos para mi despedida que yo, que soy muy poco de contacto físico, me gustaron mucho. Se portaron de una manera ejemplar durante la clase que me tocó impartir inesperadamente porla ausencia de mi y su tutora.
Me sorprendió que, aunque no habíamos tejido una relacion superestrecha, pedían que no me marchara y tuvieran conmigo esas muestras de afecto.
Hubo un momento en que un alumna leyó un mail que mandó a la profesora y la respuesta que le hizo, nos pusimos a llorar la profesora sustituta que había en ese momento y yo y les faltó tiempo para venir a hacernos un abrazo conjunto.
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Los adolescentes, al fin y al cabo, si están educados en valores te dan sorpresas muy agradables.
Por la tarde, en el tanatorio, se dio la situación rara de estar triste pero la alegría de reencontrarse con profes que hacía mil que no veía, ver que me tienen aprecio y gran consideración. Ver que hasta chavales de 15 años van a un lugar tan desagradable (a esas edades algunos han sufrido recientemente la pérdida de abuelos) a dar apoyo a su profesora.
No sé si tardaré mucho en ser profe, si lo seré para toda la vida o si lo voy a ser, pero aunque sea una profesión dura va a regalarme momentos muy bonitos.
He de decir que por primera vez me he sentido cómoda en un tantatorio dando y recibiendo la compañía de la gente, y sin tener miedo de decir "te quiero" a alguien que no es mi pareja. Puede parecer simple para algunas personas, pero para mí desde luego, no lo es.
Me alegra estar cambiando hacia esa dirección.