Reflexión blogueril

Después de años leyendo y escribiendo por aquí, te das cuenta de cómo va cambiando la vida de la gente y con qué ligereza juzgamos, y nos juzgan, simplemente por las cosas que escribimos aquí. En "poco" tiempo, la gente pasa de estar sola y destrozada a enamorarse de nuevo, o estaba super feliz y rompe, pierden el trabajo, lo vuelven a recuperar, se licencian, se operan, se compran un perro, se enemistan, se casan, se mudan... en fin, sobreviven (sobrevivimos).

Y a veces no pensamos que el blog sólo es una faceta más de las personas, aunque parezca que haya gente que viva(mos) por y para el blog. Pues no señoras. Lo que aquí se expresa en una frase, tan fácil de escribir, lleva detrás un proceso que sólo la que escribe conoce, y sabe porqué lo expresa y cómo lo expresa, decorándolo, añadiendo algo de dramatismo o restándolo, inventándose cosas o publicando fotos o canciones impactantes para llamar la atención o el interés de los lectores. Pero no podemos evitar pensar: mira ésta, qué zorra. O: ¿ésta de qué va, de lista? Y mira esta pobre, no levanta cabeza... o, me gusta como escribe, debe ser una tía superinteresante. Y luego la realidad es otra, o por lo menos, no 100% blog, porque es evidente que algo nuestro sí dejamos aquí.

En fin, que no sé porque suelto ahora este rollo, quizá por blogs que se abren, blogs que se cierran, y todas, quien más quien menos cometerán y cometeremos los mismos errores por el mero hecho de tener un blog. Y daremos gracias a él por haber conocido gente estupenda, y nos cagaremos en él por como repercute en nuestra vida diaria, pero recordad darle al importancia justa que se merece, porque las protas de vuestras vidas sois vosotras, no cientos de desconocidas y desconocidos que dejan su huella en el ciberespacio.

¡Así que espero superar la tentación de escribir porque también necesito vacaciones bollosféricas!
Hasta pronto.